Un ritual de cuidado implica un momento de desconexión con la realidad, y de conexión con nuestro cuerpo de manera consciente, sin importar cuánto esto dure.
En el ritual me contemplo, observo mi piel y procedo a cuidarla; me conecto con los extractos botánicos, con las texturas y los aromas. Apago mis pensamientos y soy consciente de que cada planta poderosa está actuando en mi piel y en mi ser.